Este fin de semana ha sido muy largo, desde jueves hasta el domingo.
El jueves a las ocho me fui con mis padres, mi tía y mi hermana a las Fallas. Al llegar no había donde aparcar y nos tuvimos que bajar. Mis padres fueron a ver si había sitio.
Al llegar nos estaban esperando mi prima y mi tía, cuando subimos dejamos las maletas en una habitación y yo me puse en el ordenador de mi primo Pedro que no estaba, se había ido de fiesta con sus amigos a casa del primo de María. Después nos pusimos a cenar y otra vez al ordenador hasta que nos fuimos a dar una vuelta por Valencia. Para venir en el metro había una cola grandísima y nos tuvimos que esperar media hora. En el metro íbamos muy apretados, con mucho calor y al final al llegar me acosté, ya eran las cuatro de la madrugada.
Al levantarnos desayuné y jugamos mi hermana, mi prima y yo a un juego de encontrar cosas también en el ordenador hasta que nos fuimos a comer en el bar de mi tío Pedro, por la tarde con mi prima Bea compramos petardos y nos pusimos a tirarlos.
Por la noche vinieron los bomberos que apagan las fallas y tuve que ayudar un poco hasta que vine para el pueblo que eran las once y al pueblo llegué a las doce.
El jueves a las ocho me fui con mis padres, mi tía y mi hermana a las Fallas. Al llegar no había donde aparcar y nos tuvimos que bajar. Mis padres fueron a ver si había sitio.
Al llegar nos estaban esperando mi prima y mi tía, cuando subimos dejamos las maletas en una habitación y yo me puse en el ordenador de mi primo Pedro que no estaba, se había ido de fiesta con sus amigos a casa del primo de María. Después nos pusimos a cenar y otra vez al ordenador hasta que nos fuimos a dar una vuelta por Valencia. Para venir en el metro había una cola grandísima y nos tuvimos que esperar media hora. En el metro íbamos muy apretados, con mucho calor y al final al llegar me acosté, ya eran las cuatro de la madrugada.
Al levantarnos desayuné y jugamos mi hermana, mi prima y yo a un juego de encontrar cosas también en el ordenador hasta que nos fuimos a comer en el bar de mi tío Pedro, por la tarde con mi prima Bea compramos petardos y nos pusimos a tirarlos.
Por la noche vinieron los bomberos que apagan las fallas y tuve que ayudar un poco hasta que vine para el pueblo que eran las once y al pueblo llegué a las doce.
ANTONIO NAVARRO NÚÑEZ
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